Las urnas del pasado mes de mayo ofrecieron un escenario de cambio político para Cantabria. Y este Verano era el del cambio: recomponer agenda política y prioridades, nuevos nombramientos de responsables públicos, y sobre todo, un Cambio en el panorama económico, social e institucional, realmente desalentador que padece nuestra Comunidad Autónoma.
Ya han pasado dos meses, y tras un breve repaso mediático transcribo estas notas de mi cuaderno:
- Continúan las mismas polémicas estériles de los últimos años en relación a las fiestas laborales de Santander y Cantabria, el Ayuntamiento de Santander y el Día de la Virgen del Mar y el Día de las Instituciones frente al de Día de Santiago. Muy novedoso.
- Se sitúa como primera petición al Estado la aprobación del Proyecto de AVE Palencia-Santander, petición mas vieja que la tarara, y que no responde a las verdaderas prioridades de esta Comunidad.
- Declaraciones habituales y calcadas de otros años pronunciadas por todos los agentes turísticos e institucionales que rezuman satisfacción por los llenos y ocupación de los hoteles y casas rurales en el mes de agosto (como si hasta ahora fuera febrero el mes de máxima ocupación en Cantabria). Es decir, siguen descubriendo la pólvora.
Por lo tanto, «el verano del Cambio» se ha quedado en estas líneas gruesas ( y alguna otra que me ahorro por descanso veraniego), que justifican el tan traído y llevado refrán que dice: «Para este viaje no hacían falta estas alforjas».