Justo en la semana que comienza la campaña del Impuesto sobre la Renta IRPF, y en la que todo ciudadano de a pie debemos rascarnos el bolsillo estalla un escándalo mayúsculo: Una filtración periodística ha dado a conocer los documentos sobre sociedades y fondos financieros domiciliados en Panamá, que como buen paraíso fiscal, permite tener el dinero bien escondido de la Hacienda.

El asunto, conocido por «Panama Papers», ha permitido conocer a más de 200.000 empresas y algún que otro nombre famoso, y por supuesto, unas cantidades de dinero que marean por la cantidad de ceros que tienen.

Pues debe saberse además que lo que se conoce es la filtración de los clientes de sólo uno de los muchos despachos de abogados que en panamá facilitan esas gestiones «off shore» para pagar nada por tener mucho dinero escondido.

Y además debe saberse que los papeles que se han conocido, que son mas de 11 millones de documentos, son sólo el 40% de lo que en realidad se mueve en dicho despacho de abogados.

Y que Panamá no es ni mucho el único paraíso fiscal que existe en la actualidad, sino que hay muchos y muy diversos, algunos incluso dentro de la Unión Europea. Si-si, la misma Unión Europea que rechaza gente refugiada de países de fuera, permite que dinero que no paga impuestos se refugie dentro de nuestras fronteras en esos paraísos fiscales.

Cifras, magnitudes y datos que son la punta del iceberg y que afloran en la semana que nuestra economía individual, diminuta y doméstica, debe hacer cuentas con muy pocos ceros. Muy poca ejemplaridad la de este asunto en vísperas de pagar nuestros impuestos.

Queda clara aquella famosa frase de la Abogada del Estado personada en el juicio del caso «Noos», cuando afirmó que «Hacienda no somos todos». «Y encima no somos nadie», añado yo